Pequeñas joyas culturales ocultas

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Espacios únicos repartidos por toda Galicia muestran colecciones sorprendentes sobre videojuegos, juguetes antiguos, maquinaria agrícola o trajes tradicionales, y reivindican otra forma de vivir la cultura, más íntima y comprometida con la memoria local
Museo-videoxogo-Cangas
25 Jul 2025

Por toda Galicia existen museos que no suelen figurar en las rutas más transitadas ni en los folletos turísticos de colores brillantes. Espacios culturales que, lejos del ruido mediático o de la masificación, conservan su autenticidad y ofrecen una experiencia de descubrimiento. Son museos que nacen de la pasión de personas concretas, de la memoria colectiva o de la necesidad de preservar un legado cultural o tecnológico. Y en ese silencio relativo, alcanzan una fuerza particular.

MUVI

Uno de esos ejemplos se encuentra en Cangas do Morrazo, donde funciona el MUVI, Museo de los Videojuegos, que muchos desconocen pero que puede presumir de ser pionero en su campo. El centro es tanto interactivo como divulgativo, con un recorrido que lleva al visitante por la evolución de la microconsola, el ordenador y el videojuego. Más de 150 sistemas electrónicos muestran cómo han cambiado las formas de jugar y también los objetos que acompañaron a generaciones enteras. Desde consolas de los años 80 hasta dispositivos más actuales, el MUVI invita a redescubrir aparatos que quizá muchos tengan olvidados en algún rincón de casa, convertidos ya en pequeñas reliquias de la tecnología doméstica.

MUSEO DE LOS JUGUETES

Sin alejarse demasiado del universo lúdico, cabe mencionar los museos del juguete, repartidos por varias localidades gallegas. En Allariz, el Museo Gallego del Juguete ocupa una casa señorial del siglo XVIII. Su origen está ligado a la generosidad de un vecino, Alberto Oro Claro, quien donó una colección personal de cerca de 800 juguetes de distintas épocas, que van desde comienzos del siglo XX hasta mediados de los años 60. Los juguetes son testigos materiales de una infancia de otros tiempos, de maneras de jugar, educar y soñar que ya no existen, pero que siguen emocionando.

En Lalín, concretamente en el Pazo de Liñares, encontramos otro Museo del Juguete, alimentado por la colección de Antonio Chaves. La muestra reúne piezas únicas que permiten observar la evolución del diseño, de los materiales e incluso de las ideas pedagógicas alrededor del juego. La colección es un ejercicio de memoria compartida, tanto para adultos como para niños.

Una visión más original ofrece el MELGA, Museo Etnolúdico del Juguete, situado en Ponteceso. Su especialización se centra en los juegos y deportes tradicionales, haciendo un repaso desde la prehistoria hasta nuestros días. A través de paneles, réplicas y talleres, el museo pone en valor formas de juego que forman parte de la tradición gallega y europea, contribuyendo a recuperar prácticas que, sin espacios como este, correrían el riesgo de desaparecer.

MUSEO DEL FERROCARRIL

También la tradición ferroviaria tiene su lugar destacado en Galicia, y el ejemplo más significativo es el MUFERGA, Museo del Ferrocarril de Galicia, situado en Monforte de Lemos. Una de las joyas de esta institución es su rotonda ferroviaria, un antiguo taller de tracción con una estructura única en España: 38 vías radiales y un puente transbordador giratorio que permite visualizar cómo se manejaban las locomotoras en otra época. El museo conserva también locomotoras y vagones de distintas décadas y ofrece un parque temático a pequeña escala que entusiasma al público familiar. La visita supone un regreso al tiempo en que el tren era la columna vertebral de la movilidad interior gallega.

MUVICLA

Muy cerca, en Trasliste (Láncara), se encuentra el MUVICLA, siglas de Museo Vivo e Integrado del Campo y de la Locomoción Agraria. Aquí no solo se exponen tractores y maquinaria, sino que el propio museo está inserto en una explotación agrícola en funcionamiento. La finca se dedica a la producción de manzana y a la cría de ternera, y esto permite que el visitante observe de primera mano el uso real y pasado de las herramientas agrícolas. El MUVICLA cuenta la historia de la mecanización del campo gallego y permite, entre otras cosas, dar un paseo en un tractor clásico. Más que un museo, es una experiencia.

MUSEO DEL BÚHO

Pero si hablamos de singularidad, pocos centros tan inesperados como el Museo del Búho, situado en Cerceda. Fundado en 1994, acoge una colección de más de 5.000 piezas relacionadas con esta ave nocturna que tanto fascina a sabios y supersticiosos. Hay esculturas, pinturas, objetos de joyería, piezas artesanales e incluso instalaciones interactivas, todo alrededor del búho. El museo nació del coleccionismo y de la devoción, y hoy constituye un espacio de reflexión y humor en torno a un símbolo cultural muy presente en el imaginario gallego.

CENTRO A MINA

Por último, cabe mencionar el centro de interpretación A Mina, en As Pontes, situado en la antigua Casa de la Energía. Esta instalación invita a reflexionar sobre el pasado industrial de la villa, especialmente vinculado a la extracción de lignito pardo. El espacio ofrece contenidos gráficos, audiovisuales y paneles explicativos que profundizan en la historia de la mina y en su huella ecológica y social. Se trata de un ejemplo de cómo la memoria industrial puede convertirse en un recurso cultural de valor.

MUPEGA

Santiago de Compostela, capital cultural de Galicia por antonomasia, también esconde algunos espacios poco conocidos. Uno de ellos es el MUPEGA, Museo Pedagógico de Galicia, donde se muestra la evolución de la escuela gallega a través de mobiliario, libros, instrumentos y fotografías de distintas épocas. El visitante puede observar aulas recreadas del siglo XIX o material didáctico ya en desuso, que permite comprender mejor el proceso educativo de generaciones pasadas.

Otro espacio destacable es el Museo de Historia Natural, en el Parque de Vista Alegre, con dioramas que reproducen los hábitats de distintas especies animales y una de las mayores colecciones malacológicas del mundo, la de Emilio Rolán. La muestra de minerales complementa la visita, que resulta tan atractiva para familias como para personas investigadoras.

MUSEO DEL TRAJE

Hay nombres que dejan huella, y uno de ellos es el de Juanjo Linares, bailarín y maestro nacido en Ordes, figura fundamental en la recuperación de las danzas tradicionales. El museo que lleva su nombre, Museo del Traje Juanjo Linares, está situado en su villa natal y surge a partir de su donación personal: más de mil trajes de baile, de los cuales se exponen unos 260. La colección incluye vestimenta tradicional gallega de diferentes épocas, trajes utilizados por el propio Linares y piezas que pertenecieron a artistas de renombre, como Antonia Mercé o Antonio Gades. Es un museo que, más allá de la indumentaria, habla del movimiento, de la escena y de la identidad.

MUSEO DE GAITAS

La música también tiene su espacio en otros puntos de Galicia, como en la Escuela Provincial de Gaitas de Ourense. Allí, además de formar a las nuevas generaciones de músicos, albergan el Museo Internacional de Gaitas, una colección única que reúne gaitas de Galicia, Europa, Asia y África. Es un recorrido sonoro y visual por la diversidad de un instrumento que, pese a sus múltiples variantes, comparte estructuras básicas y un mismo alma musical.

MUSEO BONITERO

Dentro del ámbito etnográfico, Galicia está llena de pequeños museos locales que documentan oficios, rituales y formas de vida propias de cada comarca. Pero hay un espacio que destaca por su originalidad: el Barco Museo Bonitero Reina del Carmen, en Burela. Se trata de un barco de madera construido en los años 60, que fue transformado en un museo flotante sobre la pesca del bonito y la vida marinera. La visita permite conocer los espacios reales en los que vivían los marineros, las técnicas de pesca, el funcionamiento del motor y todo lo que rodea la cultura del mar. Es, como dicen algunos visitantes, “un viaje al centro del océano sin salir del puerto”.

MUSEO DEL HUMOR

Y como no todo va a ser solemnidad, en Fene funciona desde hace años el Museo del Humor, impulsado por Xaquín Marín, una de las figuras más queridas del humor gráfico gallego. El museo alberga exposiciones permanentes y temporales de caricatura, cómic, ilustración y objetos curiosos. Un recorrido por sus salas permite conocer el trabajo de autores como Siro, Davila, Pinto & Chinto o Castelao, y también de humoristas de otras latitudes. El centro organiza actividades, premios y actuaciones, y busca conectar con el público desde la risa y la crítica, entendiendo el humor como un instrumento de pensamiento.

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