Veinte años tendiendo puentes entre Ribadeo y Bretaña

Por Ana Somoza
Con la llegada del verano, Ribadeo se prepara para un nuevo viaje que trasciende el turismo convencional y ahonda en los vínculos culturales que la unen con Loctudy, una pequeña villa marinera de la Bretaña francesa. Desde su fundación, la Irmandade Ribadeo-Loctudy viene cultivando una relación que crece con el paso del tiempo, alimentada por encuentros anuales, actividades culturales y un profundo sentimiento de fraternidad entre pueblos que se reconocen como hermanos.
“Todo empezó a partir de una invitación del Ayuntamiento de Loctudy”, explica Anxo Martíns, presidente de la Asociación Irmandade Ribadeo-Loctudy. Aquella primera visita institucional, encabezada por el entonces alcalde Balbino Pérez Vacas, sentó las bases de una relación que se formalizaría en 2006 con la firma de la Carta de Hermandad durante la visita a Ribadeo de una amplia delegación bretona.
A pesar del carácter oficial del acto, Martíns insiste en que el verdadero motor de este proyecto fue un grupo de personas que creía en la hermandad de los dos pueblos atlánticos, el gallego y el bretón. “Philippe Le Goff fue una figura clave”, reconoce. Este ciudadano bretón, con profundos vínculos en A Mariña, ya había sido impulsor de otros hermanamientos entre Viveiro, Foz y Mondoñedo con localidades bretonas. “Más allá de eso, hay una afinidad histórica y cultural que nos une”, apunta Martíns. Recuerda cómo los bretones migraron a Galicia en los siglos V y VI, dejando huella en topónimos como Bretoña. “Cunqueiro, Manuel María o Castelao son solo algunos de los escritores que aludieron a esa hermandad”, añade.
Cuando se le pregunta por las similitudes entre Ribadeo y Loctudy, Martíns responde sin dudar: “Ambas son villas marineras, con fuerte actividad pesquera y turística, donde el mar forma parte de la identidad colectiva”. Esa cercanía geográfica y emocional sirve de base para una relación que no se limita a actos institucionales. “La hermandad da vida a las dos localidades”, asegura. “La gente pregunta, tiene interés, incluso quienes no participan directamente”.
La huella de Ribadeo en Loctudy es visible. Allí hay una calle con el nombre de la villa gallega, un barco de pesca que lleva el mismo nombre y varios paneles indicativos del hermanamiento. “Seguro que hay quien llega a Ribadeo después de ver su nombre por primera vez en Loctudy”, comenta Martíns, satisfecho con la difusión que eso implica.

El eje principal de la actividad de la Irmandade son los viajes anuales: un año van ellos a Bretaña y al siguiente reciben a los bretones en Ribadeo. “Cada dos años nos toca el viaje”, resume Martíns. No se trata de un viaje cualquiera. El programa incluye visitas culturales, recorridos por los alrededores y actividades comunitarias. “En 2018 hicimos una excursión ‘Siguiendo los pasos de Castelao’, visitando los cruceros que él estudió en Bretaña”, recuerda. También mencionan visitas a las ciudades de Quimper y Locronan, o la prevista para este año a la Costa de Granito Rosa y Lorient.
Sin embargo, más allá de las visitas culturales, lo que hace singular esta hermandad es la convivencia. “Nos alojamos en familias, y eso crea vínculos reales, duraderos. Hay amistades que nacieron así y que siguen después de los encuentros”, señala Martíns. Esa dimensión humana es la que da verdadero sentido a la iniciativa.
La actividad de la Asociación Irmandade Ribadeo-Loctudy no se limita a los viajes. Entre otras iniciativas, organizaron la exposición “La Bretaña que hay en Nosotros: Las cruces de piedra en la Bretaña de Castelao” y colaboraron en el apoyo logístico al barco Ribadeo en su travesía inicial hacia Loctudy. También participaron en la organización de un taller de cocina gallega en Loctudy y preparan la presentación del libro Brezhoneg: la lengua celta de Bretaña en Ribadeo. Además, promovieron junto al Ayuntamiento la creación del Mirador de Loctudy en las proximidades del Fuerte de San Damián.
Hoy en día, la Irmandade cuenta con más de cuarenta miembros, aunque no todos pueden participar siempre en los viajes. La integración de nuevos miembros es sencilla: “Basta con contactar con nosotros, ya sea por correo en irmandade.ribadeo@gmail.com, por teléfono al 629 475 299 o hablando con cualquiera de nosotros”, explica Martíns, que insiste en que son un grupo abierto y acogedor.
En cuanto a los planes de futuro, el más inmediato es el viaje de este verano a Bretaña, del 1 al 9 de julio. “El viaje de ida nos llevará a visitar Mutriku y La Roche-Bernard, y en la vuelta pasaremos por La Rochelle, Hondarribia y Santillana del Mar. Durante cinco días estaremos en Loctudy alojados en familias y disfrutaremos de un programa de visitas que sabemos que están preparando con cariño”, detalla Martíns.
El horizonte próximo guarda una fecha simbólica: el próximo año se celebrará el vigésimo aniversario de la Irmandade. “Se celebrará en Ribadeo y ya empezamos a pensar en nuevas iniciativas para conmemorar esa fecha. Queremos seguir creciendo y ampliando la colaboración”, asegura el presidente.
Cuando se le pide un mensaje para la ciudadanía, Anxo Martíns no duda: “En torno a esta hermandad se han creado lazos que nos enriquecen como personas. Hay afectos que nacieron de estos viajes y que siguen vivos. Somos un grupo abierto y acogedor. Si alguien siente interés, que se acerque, que pregunte, que participe. Es una experiencia que vale la pena vivir”.
En estos casi veinte años de recorrido, la Irmandade Ribadeo-Loctudy ha sido mucho más que una serie de actos protocolarios. Se ha convertido en un espacio de encuentro, de afecto y de construcción colectiva entre dos pueblos que se reconocen el uno en el otro. Y como diría Castelao, en quien tanto se inspiran: “Si aún somos gallegos, es por obra y gracia de la saudade”. También, quizá, por obra y gracia de la hermandad.