Ruta entre ríos y bosques de Begonte

Un recorrido fascinante por los ríos y bosques del municipio de Begonte, en un espacio natural protegido que forma parte de la Reserva de la Biosfera Terras do Miño y también del Lugar de Interés Comunitario Parga, Ladra y Támoga. Se trata de un itinerario que permite descubrir el extraordinario paisaje creado por los ríos Ladra y Parga, rodeados de masas forestales de gran belleza y con una vegetación que conserva un carácter casi virgen.
La ruta comienza en el club fluvial de Begonte y avanza por senderos que acompañan el curso de los ríos, sumergiendo al visitante en fragas densas y llenas de vida. A lo largo del camino pueden observarse diferentes elementos tradicionales ligados al agua, como antiguos molinos y los conocidos “caneiros”. Estas construcciones, propias de la cultura popular, servían tanto para canalizar el caudal hacia los molinos como para levantar pequeñas presas en forma de V que facilitaban la pesca de especies como la anguila o la lamprea.
El itinerario continúa hasta el club fluvial de Baamonde y, desde allí, llega al límite con el municipio de Guitiriz. El final del recorrido no puede ser más hermoso: la capilla gótica de Santo Alberte y su puente medieval, situados en un enclave de gran valor patrimonial y paisajístico.

La belleza de la ruta es indiscutible, pero también llama la atención el evidente estado de deterioro en el que se encuentra. Un recorrido oficial de este nivel debería estar cuidado al máximo, pero la realidad muestra puentes y pasarelas dañadas, áreas recreativas abandonadas y prácticamente cubiertas por la maleza, y una señalización muy escasa. La sensación que deja es la de un itinerario bellísimo pero descuidado, una oportunidad desaprovechada para el disfrute de vecinos y visitantes.
Quien se anime a recorrerla debe tener en cuenta que resulta imprescindible llevar un GPS o alguna herramienta de orientación, ya que la falta de señales puede provocar confusión. Asimismo, se recomienda utilizar botas altas y pantalones largos, especialmente en los meses de otoño e invierno, cuando la vegetación es más densa y el terreno permanece húmedo. Aunque estas condiciones añaden dificultad, también ofrecen la posibilidad de descubrir el encanto más agreste y auténtico de esta ruta, que combina patrimonio, naturaleza y cultura popular en un escenario privilegiado.