Paseo por Cospeito: ruta entre leyendas, lagunas y aves

Cuenta la tradición que bajo las aguas de la Laguna de Cospeito reposa un antiguo pueblo llamado Valcárcel, engullido por un mandato divino. Algunos sostienen que aún se escucha el sonido de las campanas de su iglesia, mientras otros aseguran ver los tejados de las casas cuando el nivel del agua desciende.
Sea cierto o leyenda, las auténticas protagonistas de este recorrido son las lagunas que se extienden por este territorio llano, declarado Reserva de la Biosfera Terras do Miño. La primera parada es la Laguna de Cospeito, a la que el itinerario se adentra para descubrir la fascinante vida que alberga. A mitad del camino, aparece la Laguna de Carballosa.
Se trata de un sendero lineal que, al principio, rodea la laguna a través de un camino habilitado para la observación de aves. Desde las torres de observación, caminando con calma, es posible escuchar y contemplar cientos de aves acuáticas que utilizan estas aguas como refugio seguro.
La ruta continúa adentrándose en el bosque, siguiendo los antiguos caminos que rodean Feira do Monte. Tras cruzar la carretera, el itinerario se interna en la auténtica Terra Chá, un espacio de horizontes amplios, largas rectas y terreno llano que transmite la sensación de estar en una Galicia diferente. Alternando paisajes agrícolas con zonas forestales, el camino pasa por la Laguna de Carballosa y avanza sin dificultad hasta el final, gracias a un relieve sin grandes desniveles. El recorrido termina en la iglesia de San Martiño de Lamas, donde puede contemplarse un crucero adornado con motivos de la Pasión labrados en el fuste.
LAGUNA DE COSPEITO. La Laguna de Cospeito abarca más de cinco hectáreas y es considerada uno de los humedales más destacados de Galicia. Sus aguas proceden del río Guisande, afluente del Miño, y forma parte de la Red Natura 2000, así como del LIC Parga-Ladra-Támoga, lo que evidencia su alto valor ecológico.
Es un espacio de especial protección donde se refugian numerosas especies de aves, entre ellas ánades, garzas, martines pescadores, limícolas y rapaces. Por ello, los paneles informativos insisten en mantener el silencio para no perturbar la fauna. Para facilitar su observación, el entorno cuenta con cinco observatorios ornitológicos, aunque algunos no están adaptados para personas con movilidad reducida.
En resumen, este sendero ofrece un paseo sencillo y muy atractivo, apto para bicicletas y para realizar en familia con niños. A lo largo del recorrido, se puede disfrutar de una gran diversidad de especies autóctonas, como robles, alisos, sauces, abedules y fresnos. Sin duda, es una escapada perfecta para los amantes de la naturaleza y para quienes desean sumergirse en el paisaje único de la Terra Chá.