Opinión: La pandereta gallega
Por Julia Mª Dopico Vale y Piñeiro
El tres de diciembre, organizado por el Consello da Cultura Galega y en la Capilla de Santa María de Lugo, tendrá lugar una jornada dedicada “a la pandereta gallega”, que se complementará con una exposición de diversos tipos de este instrumento hasta el siete de enero. Y es que “las panderetas” son “testimonio vivo de la memoria cultural de Galicia”, la raíz profunda de nuestra tradición musical popular, que conviene respetar y traer al presente con todas las mejoras que los avances técnicos actuales pueden ofrecer para darles, precisamente, más oportunidades y posibilidades orientadas al futuro.
En este 2025 en el que el Día das Letras Galegas está dedicado a la poesía popular oral, el Consello acerca a los interesados el trabajo de artesanos y músicos estudiosos de uno de nuestros instrumentos más representativos, capaz de conquistar, con tan solo un aro de madera, un trozo de piel curtida y “algunas ferriñas”, el sentir y el cantar de nuestro pueblo, acompañado por la voz de las cantareiras que siguen resonando con fuerza desde tiempos seculares.
El origen de las panderetas se remonta a antiguas civilizaciones —Mesopotamia, India, Oriente Medio, Grecia, la antigua Roma…— donde se utilizaban en contextos religiosos; se expandieron por Europa en la Edad Media a través de juglares y trovadores, hasta incorporarse en el siglo XVIII como instrumentos dentro de la sección de percusión de la selecta orquesta de la música académica. En Galicia, las panderetas mantienen su fuerte presencia, relacionándose así simbólica y poéticamente incluso con el mito de Breogán y con nuestro propio himno: “Os Pinos”.
Suso Vaamonde presentará la ponencia “El instrumento hoy”, seguido por Xosé Maceda y Mercedes Autrán, que abordarán en sus intervenciones “La transmisión de los conocimientos”. Todo ello, como es habitual en el Consello da Cultura Galega, supone una aportación muy interesante a nuestro patrimonio cultural, tanto material como inmaterial.