Nicolás Martínez: De Santa Cilla do Valadouro al cielo del piragüismo mundial

Foz
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El focense, Nicolás Martínez, transformó la lucha contra el cáncer en un camino de esfuerzo y esperanza que lo llevó hasta el título mundial
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8 Oct 2025

Por Ana Somoza.

El deportista de Santa Cilla do Valadouro, en el municipio de Foz, se proclamó recientemente campeón del mundo de maratón de piragüismo en la categoría KL3 sénior en Hungría. Su victoria en los 10.000 metros, por delante de los representantes de Georgia y Francia, fue mucho más que un éxito deportivo: simbolizó la superación de una historia vital marcada por la enfermedad, el esfuerzo y la esperanza. Martínez compitió con el Club Fluvial de Lugo, entidad a la que está profundamente agradecido porque, según confesó, “sin el Fluvial ahora mismo no estaría aquí, ya que fueron los que me acogieron cuando no era nadie”. Su triunfo mundial tiene detrás una larga trayectoria de constancia, marcada por momentos difíciles y por una disciplina de entrenamiento que combina tanto la parte física como la mental.

LA EMOCIÓN DE LA VICTORIA

El piragüista reconoció que los últimos metros de la carrera en Hungría fueron una experiencia única. Explicó que cuando estaba encarando los últimos 300 metros ya se veía campeón, porque sus rivales venían algo retrasados. “No me lo estaba creyendo”, recordó, pero al cruzar la meta sintió “una satisfacción brutal”. Ese instante quedará grabado en su memoria como un punto culminante de su carrera. En su mente, al terminar la prueba, apareció una imagen que lo acompaña siempre en momentos de esfuerzo: la del niño de siete años que tuvo que permanecer encamado por el cáncer en su pierna derecha. Recordó que entonces le dijeron que no podría practicar casi ningún deporte, y por eso sentirse hoy campeón del mundo le llenaba de orgullo.

LA ENFERMEDAD Y LA SUPERACIÓN

La vida de Nicolás Martínez estuvo marcada desde la infancia por un osteosarcoma diagnosticado a los siete años. Él mismo contó que pasaron cinco años en los que en cada consulta al traumatólogo preguntaba si podía probar un deporte diferente, y la respuesta siempre era negativa. “Después de cinco años encontré el piragüismo”, relató, y ese descubrimiento se convirtió en su tabla de salvación. A día de hoy asegura estar curado del cáncer, pero convive con secuelas importantes. Tiene una prótesis de fémur, otra de tibia y otra de cadera, menos musculatura en la pierna derecha e incluso le falta una parte del cuádriceps. Además, vive con una diferencia de 5,5 centímetros entre una pierna y la otra. Sin embargo, nunca permitió que esas limitaciones frenaran su camino hacia el deporte de élite.

UN PAPEL FUNDAMENTAL

Martínez quiso subrayar el apoyo constante de su entorno más próximo. Destacó que la familia y los amigos son fundamentales, sobre todo en los momentos en los que las cosas no salen bien. “En el último mundial todo salió perfecto y todo el mundo está ahí para felicitarte, pero cuando las cosas no van bien son ellos los que están”, indicó, convencido de que ese acompañamiento es lo que realmente importa. También dedicó palabras de agradecimiento al Club Fluvial de Lugo. Reconoció que fue esa entidad la que le abrió las puertas cuando no era conocido y la que lo ayudó a llegar al nivel actual. “Gracias a ellos conseguí ser campeón del mundo y estar concentrado con el equipo nacional”, afirmó con un tono de gratitud sincera.

DÍA A DÍA

La preparación de un campeón del mundo no se improvisa. El deportista explicó que su día a día se basa en maximizar el rendimiento, y no solo durante las horas de entrenamiento. Apuntó que entrena prácticamente todos los días de la semana, y a veces dos veces al día, combinando sesiones de piragua, gimnasio y trabajos aeróbicos. Además, aseguró que es necesario cuidar aspectos que a menudo se subestiman: la alimentación, el descanso o incluso el control del estrés. Según dijo, todo influye para poder estar al cien por cien en la siguiente sesión. Para él, la disciplina es un elemento tan importante como la fuerza física.

PARTE MENTAL

Martínez también puso el acento en el factor psicológico. Considera que la parte mental es “importantísima”, porque un deportista puede estar en condiciones físicas excelentes, pero si no está bien de cabeza, ese día no rendirá. Su visión es clara: la preparación mental no puede descuidarse en un deporte tan exigente como el piragüismo de alto nivel.

ESTUDIOS Y DEPORTE

Su vida no se reduce a la piragua. Nicolás se trasladará a Sevilla para poder compaginar los estudios de Informática con los entrenamientos. Admitió que esa combinación es muy complicada, ya que el rendimiento deportivo consume muchísimo tiempo. Sin embargo, decidió continuar estudiando porque entiende que es un camino necesario para su futuro más allá del deporte.

RECUERDOS

Entre todos los momentos vividos hasta ahora, Martínez destacó especialmente su primera competición internacional, un europeo celebrado en Portugal en 2023. Confesó que en aquella ocasión sintió por primera vez que realmente había conseguido abrirse paso. “Nicolás, lo lograste”, se dijo a sí mismo, consciente de que estaba superando barreras que antes parecían imposibles.

CHARLAS Y SUPERACIÓN

El piragüista no solo compite: también se ha convertido en referente para otras personas que atraviesan dificultades. Explicó que participa en charlas organizadas por entidades como la Fundación Elena Tertre, que promueve el diagnóstico precoz del osteosarcoma. Indicó que el objetivo de estas sesiones es transmitir a los niños y a las familias que, aunque tengan un problema de salud grave, pueden seguir adelante. Comentó que en ellas intervienen traumatólogos de primer nivel europeo y que él acude como ejemplo vivo de superación, compartiendo escenario con pacientes que buscan esperanza.

EL FUTURO: NUEVOS RETOS

Conseguido el título mundial, Martínez no piensa en relajarse. Su objetivo inmediato es seguir entrenando al máximo nivel y preparar nuevos desafíos. Entre ellos mencionó la posibilidad de convertirse en nuevo campeón del mundo de otra disciplina acuática, “como los 200 metros por ejemplo”. La ambición y la ilusión siguen intactas, y su trayectoria promete más capítulos de éxito.

NUEVAS GENERACIONES

Preguntado sobre qué mensaje les daría a los niños, respondió con una reflexión personal: para él el deporte fue fundamental. Recordó que de pequeño era un niño muy activo y que la prohibición de practicar deporte fue un golpe durísimo. Por eso recomendó a todos los chavales que no dejen de buscar una actividad que les apasione. “En mi caso fue el piragüismo lo que me salvó”, declaró, animando a las nuevas generaciones a iniciarse en la práctica deportiva.

INSPIRACIÓN

La historia de Nicolás Martínez va mucho más allá de una medalla de oro. Es la crónica de un niño que escuchó que no podría hacer deporte y que hoy, después de superar una enfermedad devastadora y de convivir con secuelas permanentes, se alzó como campeón del mundo. Él mismo reconoce que cada vez que termina una carrera o un entrenamiento duro, vuelve a la imagen de aquel niño encamado. Ese recuerdo le da fuerza y hace que valore cada triunfo como una conquista personal. Su vida es un testimonio de resiliencia, esfuerzo y gratitud, que ya inspira a cientos de niños y niñas y que seguirá sirviendo de ejemplo en el futuro.

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