Marcos Vaqueiro: "El modelo 3D es la base, ya que permite conocer cuanto llevamos"

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Hablamos con Marcos Vaqueiro, director del proyecto Rei Cintolo: Objetivo 11.000 m., que consistió en topografiar hasta 11 kilómetros de la cavidad mindoniense y que ya cuenta con modelos digitales para su estudio
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3 Feb 2025

Por Ana Somoza

¿Cómo surgió el proyecto Rei Cintolo: Objetivo 11.000 m.?

Realmente fue una casualidad. La idea inicial era hacer un ejercicio de modelado digital de un pasaje de Rei Cintolo para ver el resultado, pero solo por diversión… En 2017, el C.E. A Trapa (CETRA) organizó en Mondoñedo un encuentro con espeleólogos de varios clubes, dedicado al modelado digital de cuevas y a la elaboración de cartografía morfológica y geomorfológica. En ese encuentro conocí a Xurxo Lorenzo, estudioso de la cueva de Rei Cintolo, y volvimos a coincidir en la siguiente edición del encuentro de topografía en 2018.

Durante la cena de confraternización, y viendo los resultados de los modelos obtenidos en varias cuevas pequeñas de la zona, acordamos aventurarnos a realizar el levantamiento 3D de la ruta circular Tubo de Presión – Potes – Cirios en la cueva de Rei Cintolo. Lo llevamos a cabo a finales de marzo de 2018. El modelo quedó bien, así que poco después hicimos una segunda prueba en junio, ampliando el modelo con el recorrido Potes – Muñecos – Cirios. Luego planeamos una tercera jornada en septiembre. Y, ya terminando el año, organizamos un trabajo más sistemático, orientado a la reexploración, modelado digital, cartografía morfológica y estudio de la cueva. Desde entonces, hemos realizado 113 sesiones de trabajo en cueva, organizadas en 51 expediciones.

¿Quiénes fueron las personas impulsoras de este proyecto?

No es fácil de responder. La primera sesión de trabajo la promovimos Reinaldo Costas y yo, del C.E. A Trapa, junto con Xurxo Lorenzo, del E.C. Rei Cintolo. A esta aventura "de prueba" se sumaron varios voluntarios, entre ellos Javier Fouz, en aquel entonces del G.E. Flash (Madrid); Rosa María Varela y Gonzalo Villarmea, en aquel momento del G.E. Lugo. En la segunda sesión, en junio de 2018, ya había 11 espeleólogos de 7 clubes. Y el proyecto fue creciendo. En estos casi siete años, han colaborado hasta 106 espeleólogos o investigadores. En 2024 participaron activamente 34 personas. Aunque no lo parezca, hemos acumulado más de 4.900 horas-persona de trabajo en la cavidad.

¿Cuál es la misión principal de Rei Cintolo: Objetivo 11.000 m.?

El proyecto y la investigación giran en torno al modelado digital de la cueva. El modelo 3D es la base del trabajo, ya que permite conocer cuánta cueva hemos explorado o topografiado. Es esencial para entender su estructura, geometría y orografía. Además, sobre el modelo ubicamos referencias espaciales para dataciones, puntos de muestreo y sus resultados analíticos. También documentamos impactos, restos arqueológicos y paleontológicos, registros sobre biodiversidad y poblaciones subterráneas, así como información sobre geomorfodiversidad, hidrotopografía, aguas subterráneas y recursos frágiles.

El modelo digital sustenta toda la información que tenemos sobre la cueva. Hay que destacar que en espeleología, la única forma de demostrar hasta dónde hemos llegado es reflejando la cueva en un plano o modelo que otros puedan evaluar.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos a los que se han enfrentado?

Ha habido varios. Uno de los mayores fue el tecnológico, ya que cuando comenzamos solo contábamos con un instrumento de medición para trabajar con precisión en la cueva. Necesitábamos más equipos robustos, ágiles y de coste asumible, que pudieran medir con precisión en condiciones difíciles, permitiendo trabajar con varios equipos en paralelo para avanzar más rápido. Pero la realidad es que no existen muchas opciones comerciales accesibles para trabajar en cueva.

Al final, parte del material lo conseguimos en préstamo de otros proyectos en cueva con los que colaborábamos junto al Instituto Universitario de Geología de la UdC. Otros equipos los obtuvimos gracias a cesiones de otros clubes.

¿Cuál fue el gran avance?

A finales de 2022, gracias a Moisés Pereira, del C.E. A Trapa (CETRA), quien nos construyó varias unidades de Caveatron con LIDAR integrado. Esto nos permitió trabajar con cinco equipos en paralelo. Otro desafío fue entrenar a los participantes en el uso adecuado de los distintos instrumentos de medición, además de establecer un criterio y metodología de trabajo común. Lo resolvimos mediante encuentros de topografía, eventos en los que repasamos criterios de trabajo y en los que nos “entrenamos” para cada campaña. El próximo encuentro será en febrero de 2025.

¿Hubo más desafíos?

Otro desafío fue gestionar permisos y autorizaciones, lo que abarcó muchos frentes: desde la conciliación familiar (permitiendo la participación de los más pequeños en el proyecto), hasta la compatibilización de la investigación con las visitas turísticas, o la obtención de autorización para realizar controles ambientales en los períodos de cierre biológico de la cueva.

Puede parecer algo trivial, pero en los primeros años las limitaciones del reglamento fueron un problema real. Gracias al Ayuntamiento de Mondoñedo y a la Federación Gallega de Espeleología conseguimos algunas autorizaciones especiales para trabajar en la zona turística. En noviembre de 2020 se publicó un nuevo reglamento de acceso a la cueva que incluía las actividades de investigación dentro de Rei Cintolo. Desde entonces, los procesos son mucho más ágiles, lo que nos ha permitido aprovechar mejor cada expedición.

¿Qué recursos o apoyos necesitaron para el proyecto?

Todo lo que hemos hecho ha sido con presupuesto cero, sin ayuda económica. Aunque la espeleología es una actividad científico-deportiva, en nuestro país se considera únicamente una actividad deportiva. Más allá de las ayudas para cuerdas, anclajes y otros materiales deportivos, todo el equipamiento para la investigación y sus costes han salido de nuestro bolsillo.

Deberíamos intentar acogernos a alguna convocatoria de proyectos de investigación o a otro tipo de ayudas, pero estas están dirigidas a universidades y centros de investigación, no a investigadores independientes ni a clubes deportivos. Siempre harán falta recursos. En este momento, necesitamos reemplazar dos unidades de Caveatron y renovar las instalaciones de cuerda montadas entre 2018 y 2019. También tenemos dataciones y nuevos muestreos pendientes de presupuesto. Al finalizar el proyecto, nos gustaría publicar el estudio y su cartografía, lo que también requerirá financiación.

¿Qué nos puede contar de la cueva de Rei Cintolo?

Ya hemos modelado digitalmente 9.204 metros de cueva, con un desnivel de 102 metros entre el punto más alto y el más profundo. Cuando comenzamos en 2018, la cartografía de la cueva de 1979 incluía solo 5.190 metros, aunque se creía que la cueva alcanzaba los 6.500 metros. Pero, como ves, la meta para 2025 es duplicar la medición del siglo pasado.

El modelo digital incluye cerca de 14.000 estaciones topográficas y varias bases de datos georreferenciadas. En estas bases de datos hay 72 registros sobre fauna subterránea, incluyendo al menos tres especies inéditas; 43 registros sobre patrimonio arqueológico y paleontológico, con fósiles de wapití, oso y cabra montés; más de 1.400 registros ambientales, que incluyen parámetros fisicoquímicos del agua, temperaturas del aire y del agua, velocidades y direcciones del flujo del aire, radiación natural, etc. También hay más de 70 registros de residuos, que han sido localizados, retirados y las zonas afectadas restauradas.

¿La cueva ha sido muy estudiada?

Diría que no. Aunque la Cueva de Rei Cintolo es la más grande de Galicia y una de las más visitadas, sigue siendo una de las más desconocidas.

¿Cuenta esta cueva con aguas subterráneas?

Sí. Las cuevas forman parte de la red de drenaje del territorio donde se ubican. En Rei Cintolo, estamos modelando el acuífero subterráneo. Tradicionalmente se creía que el Río Celtas reaparecía en Fonte Teixide, en la vertiente sur de Orxal, pero nunca se ha demostrado. Estamos tratando de verificarlo.

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