La fiscalización y el control del gobierno son tareas que le corresponden a la oposición de cada ayuntamiento, que también se encarga de velar por las necesidades del vecindario. El popular Roberto Díaz y Belén Fanego del BNG ejercen estas funciones en el municipio de Lourenzá y apuestan por potenciar el turismo y el comercio local, fijar población y mejorar los servicios sociales. “Tratamos de estar atentos a las necesidades del ayuntamiento y de los vecinos, siempre estamos abiertos sus propuestas para trasladarlas a las instituciones que corresponden. Somos sus representantes y queremos afrontar nuestro papel con responsabilidad”, dice Roberto. El popular se incorporó como número 1 en las pasadas elecciones, aunque ya había formado parte de las listas encabezadas por Emma Álvarez y Javier Rodríguez y siempre estuvo pendiente de alcanzar mejoras para el municipio, formando parte de la asociación de comerciantes y de la comisión de fiestas de su parroquia, Santo Tomé. No caso de la portavoz nacionalista, ella se presentó por primera vez en el 1995, siendo concejala durante 8 años hasta el 2003, pero ahora decidió regresar a la vida municipal.
“Llevaban años proponiéndome encabezar la lista, mas mi participación siempre la entendí de apoyo al resto de compañeros. Este año consideré que era el momento de cerrar etapas”, cuenta. Aportar ideas y posibles soluciones a los problemas de los laurentinos, “apoyando lo que está bien hecho y proponiendo alternativas a las cosas que creemos que no están bien o que se pueden mejorar” resumiría bien su papel en la corporación. En cuanto a la hora de desempeñar un cargo público, para ella la entrega debe ser la máxima posible dentro de la disposición de cada quien y de la situación personal. “Estar en la oposición, con un so concejal en nuestro caso implica hacer un esfuerzo mayor puesto que toda la documentación a revisar debe pasar por mi mano, aunque luego está el resto del grupo local que ayuda en el estudio y debate de los temas y hace aportaciones sobre los asuntos a tratar”.
Esta trabajadora del Sergas no tiene relación laboral con el Ayuntamiento, sino que percibe unos 70 euros por asistencia a pleno, que se celebra cada dos meses.´ Relación laboral Asegura que el único beneficio que persigue con su acción política es “mejorar el bienestar y la calidad de vida de las laurentinas. El contacto con la gente siempre es enriquecedor”, opinión que comparte el popular. “El gran beneficio, sin lugar a duda, sería la satisfacción de colaborar y ayudar a tus vecinos y vecinas, que a tuertas o a derechas también forman parte de nuestra vida”, destaca Díaz. Aunque el cargo supone restar tiempo a la familia y a los amigos. “Y también hay que buscar un equilibrio entre los deber como concejales y los deberes laborales”. Porque, más allá de aceptar el compromiso de asistir al plenos, “el resto del trabajo que supone, de consultar información y documentación y atención a los vecinos, lo hacemos de forma altruista y repartiéndonos las tareas entre los tres concejales de nuestro grupo”. Sobre las relaciones con el equipo de gobierno, sostiene que deben dar ejemplo. “Aunque tengamos diferentes ideas y puntos de vista, en un ayuntamiento pequeño como el nuestro, somos todos conocidos y debemos llevarnos bien. Por hacer una comparación es como en el fútbol: el que pasa en el campo, queda en el campo”.