José María Rodil, herrero: "La gente busca lo que hacemos esos cuatro que seguimos trabajando como siempre"

AMariñaXa
Se define como "artesano de navajas", su padre era de Taramundi, y lleva desarrollando este oficio en A Pontenova desde 1994
ferreiro-pontenova
1 Dec 2024

Por Amanda Fernández

Define su oficio como "artesano de navajas" y a esto se dedica José María Rodil Arruñada, un herrero de A Pontenova desde el 1994. Realiza navajas de manera artesana, así como se hacía en los tiempos de antes: "Mi padre fue de Taramundi, donde empezó a trabajar, y con quien yo aprendí este oficio. A día de hoy sigo haciéndolas forjadas, cortando las anillas, doblándolas y dibujándolas yo, no empleo troqueles ni tengo nada elaborado cómo se hace últimamente en muchos sitios".

Como todo artesano, José María trabaja con las manos y aprendió de un maestro y referente para él, su padre, que va a cumplir 97 años y pudo ver como su hijo cogía el relevo. Sin embargo, tenía claro que iba a ser herrero? "Yo me crie con mi padre en la forja, hice bachillerato y al acabar tuve algo de tiempo con él en la forja hasta ir a la mili, y desde que volví, aun estuve un año o dos. Después, entré a trabajar en la oficina de un taller en el que estuve siete u ocho años. Fue al finalizar allá cuando comencé al día siguiente ya a hacer navajas".

"QUEDAN MUY POCAS PERSONAS QUE REALICEN El OFICIO A MANO"

"Mi padre fue de Taramundi, lo que pasa es que se vino por el año 1960 para el Ayuntamiento de A Pontenova, donde aún vive a día de hoy", comenta José María, que hace 11 años trasladó el taller de una parroquia al propio pueblo. Pasó el tiempo, pero la manera de hacer navajas que le enseñó su padre, reconoce, sigue siendo a misma. Sin embargo, las diferencias están en la creatividad e innovación en los diseños.

"Tuve mucho tiempo para darle a la cabeza, en la pandemia sufrí un accidente de tráfico y la finales del 2021 también corté la mano con la radial. En esos años de baja laboral comencé a hacer diseños, pero la forma de trabajar en mesa es a misma", destaca.

Generalmente, confecciona navajas y algún cuchillo y lamenta que sea un oficio que mantengan ya pocos de la manera tradicional: "Es un oficio en el que, al seguir haciéndose a mano como yo, forjando y así, quedan muy pocas personas. En todo Taramundi quedan cuatro o cinco ya de mi edad". El resto de personas que realizan ya lo hace con "troquelada y pintara y listo". Sin embargo, la clientela procura algo distinto: "La gente busca lo que hacemos esos cuatro que seguimos trabajando como siempre, lo hecho a mano y artesano".

En lo que respecta al público, José María hace hincapié en la pasión de los coleccionistas y en el peso de la venta a través de página web para fuera. "Igual más del 50 % son mujeres que piden navajas para regalar a los hombres y pueden personalizarse", apunta. Así, también confecciona navajas más pequeñas de uso diario: "Para esa mujer que tiene un niño pequeño y le quiere pelar la manzana o el bocadillo". Las navajas que confecciona pueden ir desde los 20 euros hasta los 150, según el tiempo y los materiales que emplee.

"LO HECHO A MANO ES ÚNICO, SIEMPRE HAY DIFERENCIAS"

Ver trabajar a José Manuel en la forja seguro no deja a nadie indiferente y precisamente estará en la Feria de Artesanía y Antigüedades de A Pontenova, los días 6, 7 y 8 de diciembre. "Normalmente llevo demostración de forja portátil, demostración de cómo se hacen las hoyas, al pelirrojo vivo y la base de martillo y fuego para moldear. Estaré en la entrada del Pabellón de artesanía haciendo la demostración", indica y reconoce que es algo que siempre llama la atención y tiene a sus "admiradores por ahí".

Sin embargo, hay alguna navaja con la que se quedó y no está a la venta. Su padre, por ejemplo, tiene un expositor de cristal con algunas que hizo en diferentes tamaños y materiales, que quedan para el nieto de recuerdo. "Tengo una que se hizo con una madera y quedó en dos colores y quiso la mujer quedar con ella porque, la verdad, era bien bonita con los dos colores pegados. Cuando hago así alguna curiosa, no la vendo, pero llevo tantas hechas, que al final te quedas con contadas", expresa.

Y el futuro José María? Seguirá tu hijo tus pasos como tú los de tu padre en la forja? "Tiene que torcerse mucho, ya que mi hijo lleva 10 años en Taiwán y se dedica a los negocios internacionales". Así, considera que es muy complicado que este oficio realizado de manera artesana se mantenga en el tiempo porque se va viendo que queda menos gente: "Por Riotorto hacían cuchillos y ya luego no queda nadie, aquí en la Pontenova, tampoco, y en Taramundi quedan tres o cuatro de mi edad".

Con 60 años, José María pasa los días en su taller, al pie de la casa, y ayuda a su mujer en una tienda que tiene. Lamenta que su oficio pueda no tener futuro porque reconoce que hay quien prefiere ir "a lo sencillo, traer y montar, tener todo hecho". Su trabajo está lejos de eso, hay dedicación, tiempo, cuidado y manifiesta que le gustaría que la gente valore y diferencie lo hecho a mano.

El artesano continúa a tener un sello de diferencia y autenticidad: "La gente que entiende ya distingue las hechas de manera tradicional y las hechas a troque. Si coges dos navajas iguales y son iguales en todo sin diferencia ninguna, eso es de fábrica. Sin embargo, si tú coges dos navajas mías, en teoría iguales, siempre apreciarás muchas diferencias, como la marca más cerca de una esquina, diferencias en los dibujos y en las medidas. Viendo dos navajas juntas se aprecian diferencias al punto, las hechas a mano son únicas, siempre se diferencian en algo".

0.17048501968384