Francisco Muiño, productor de habas de Lourenzá ante la grave situación: "Algo como esto nunca lo viví"
Por Amanda Fernández
La producción de habas de Lourenzá atraviesa uno de sus peores momentos. Francisco Muiño, productor y ganadero de la comarca, recuerda con nostalgia cuando acompañaba a su padre en los años 80 a la feria vieja con sacos de habas. Hoy describe con preocupación los desafíos que amenazan esta actividad tradicional de A Mariña.
Con décadas de experiencia, Muiño recuerda tiempos mejores, pero asegura que las dos últimas campañas han sido las peores que ha vivido: “Recuerdo buenos tiempos, malos tiempos, peores, pero algo como esto nunca lo viví. Perdí 15.000 euros el año pasado, y este año estimo pérdidas cercanas a los 25.000 euros”. Identifica entre las causas los ciclos climáticos: “No podemos llamarlo cambio climático, sino ciclos climáticos, que forman parte del cambio”.
UN SECTOR EN CRISIS
El Salón de Actos de Lourenzá acogió recientemente una asamblea multitudinaria con medio centenar de productores de habas, organizada por el Sindicato Labrego Galego – Comisiones Labregas y el Consejo Regulador de la IXP Faba de Lourenzá. La cosecha de este año se ha visto gravemente afectada por las condiciones climáticas adversas y la aparición de enfermedades que han reducido la producción hasta en un 80 % en comparación con una campaña normal. Esta crisis está impactando profundamente en las familias campesinas de la comarca, para quienes la producción de habas es una fuente esencial de ingresos. Además, el cultivo es clave para fijar población y dinamizar la economía local, siendo un elemento fundamental de la identidad cultural y social de A Mariña.
Francisco destaca el aumento de los costos de producción y la disminución de productores: “Entre 30 y 40 años, si encuentras uno o dos productores, ya es mucho. Entre 40 y 50, unos pocos. De 50 a 60, la gran mayoría, y de 60 en adelante, el grupo restante que estamos más involucrados por los años de profesión”.
La situación se agrava debido a considerables pérdidas que atribuye a los ciclos climáticos y a otro factor condicionante: “El microclima de A Mariña, con una humedad relativa que todo el año ha estado por encima del 70 %. Cuando la haba empieza a florecer, con este nivel de humedad, el pedúnculo se pudre y la flor se pierde”. Este problema estructural, combinado con un viento persistente del nordeste y días anormalmente nublados en agosto y septiembre, ha sido devastador”.
Además, la humedad fomenta el desarrollo de enfermedades como la antracnosis y el stemphylium, poco conocidas hasta hace algunos años. Estas afectan directamente la calidad de las habas, haciéndolas inviables para la comercialización. Muiño denuncia que, aunque existen tratamientos químicos, son caros, genéricos, escasos y poco efectivos en condiciones de humedad extrema.
LA NECESIDAD DE AYUDAS Y EL FUTURO
Este productor de habas ve la situación muy complicada y pide una línea de ayudas para paliar las pérdidas. Hace un llamamiento a las administraciones para que tomen medidas inmediatas: “Se habla mucho de ayudas de compensación, pero son insuficientes. Es como si tienes sed y te dan de beber con una cucharilla de café”. Propone la creación de ayudas directas que cubran al menos el 50-60 % de las pérdidas, así como líneas de financiamiento a coste cero para que los productores puedan modernizarse y afrontar las adversidades.
Más allá de lo económico, enfatiza la importancia de que los productores vean una esperanza y reciban apoyo. Asegura que, tras dos años de pérdidas, muchos no tendrán ni para comprar fertilizantes y que esto es un drama, porque “mucha gente ya dirá que gana más quedándose en casa que trabajando”.
Como mensaje final, reflexiona sobre el futuro incierto de un sector que forma parte de la identidad de Lourenzá y A Mariña: “Si no se actúa pronto, muchos abandonarán. Es una situación desesperante y mucha gente tendrá serios problemas para comenzar la próxima campaña. Estamos desanimados y, para mí, ya cuesta cinco euros y medio producir un kilo y medio de habas. Necesitamos que la administración demuestre interés y nos permita reiniciar con un colchón. De lo contrario, la producción de habas estará en peligro de extinción”.