El cierre de Sargadelos en Cervo deja a A Mariña sin uno de sus grandes emblemas
La decisión de cerrar la fábrica de Sargadelos en Cervo ha caído como un jarro de agua fría en A Mariña lucense. La firma, que representa un icono de la tradición artesanal gallega, anuncia el cese de su actividad alegando dificultades para resolver en plazo las deficiencias detectadas por la Inspección de Trabajo. La determinación del administrador único, Segismundo García, apaga una parte fundamental del legado cultural e industrial de la zona.
En un escrito enviado a la Inspección de Trabajo, García justifica su decisión por la imposibilidad de solucionar las incidencias dentro de los plazos exigidos, asegurando que "lo fundamental, la salud de los operarios, ya está protegida dentro de las posibilidades de la empresa desde hoy mismo". Sin embargo, para muchos, este argumento suena a excusa para echar el cierre a una fábrica que, pese a las dificultades administrativas, se mantenía como referente del sector y con una situación económica estable.
El cierre de Sargadelos en Cervo no es solo una cuestión laboral, sino que supone la pérdida de un símbolo de identidad para Galicia. Fundada en el siglo XIX y recuperada a mediados del siglo XX por Isaac Díaz Pardo, la marca se consolidó como uno de los máximos exponentes del arte y la cultura gallega, siendo reconocida internacionalmente por su diseño y su calidad.
La propia empresa reconoce las dificultades burocráticas derivadas de la condición de sus instalaciones como Bien de Interés Cultural, que exige autorizaciones especiales para cualquier obra o reforma. No obstante, este tipo de trámites son habituales para cualquier industria patrimonial y, lejos de servir como justificación para el cierre, deberían afrontarse con voluntad de diálogo y búsqueda de soluciones.
La sorpresa entre los trabajadores y vecinos es evidente, especialmente porque la fábrica atravesaba un buen momento económico desde la llegada de García a su dirección.
El impacto no se limita al ámbito laboral. Sargadelos es parte del ADN de A Mariña lucense, un motor económico, un atractivo turístico y una seña de identidad para Galicia. Su cierre representa una pérdida irreparable para el patrimonio industrial y cultural de la comarca.