Dani Caxete: Una obra que quedará en el tiempo y renovará el patrimonio

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El fotógrafo y muralista Dani Caxete afronta el reto de pintar un mural dedicado al Cristo de la Agonía, combinando respeto por la tradición y su propia visión
Viveiro-Dani-Caxete-mural
27 Sep 2025

Por Ana Somoza.

La nueva decoración encargada por la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Viveiro ya está en marcha: un mural de gran formato dedicado a la figura del Cristo de la Agonía, una de las imágenes más veneradas de la ciudad, tallada en 1946 por el escultor José Rivas. El autor es Dani Caxete, fotógrafo especializado en astrofotografía y paisaje astronómico, además de ilustrador, diseñador y pintor con una larga trayectoria.

El proyecto fue ideado casi por casualidad. El propio artista contó que la primera conversación surgió en la inauguración del Mareómetro de Celeiro, cuando Pepe Veiga, miembro de la organización, le preguntó si estaría interesado en realizar un mural relacionado con la Semana Santa. “Aquella propuesta me sorprendió, pero también me llenó de ilusión. Tenía delante una oportunidad única para aportar algo a mi villa desde el arte”, recuerda.

ORGULLO Y RESPONSABILIDAD.

El mural estará situado en un lugar lleno de simbolismo, en el entorno de la Avenida de Lourdes, junto a la iglesia de Santa María y el convento de las Madres Concepcionistas. Para Caxete, trabajar en ese espacio supone un reto especial: “Siempre es un orgullo mostrar mi trabajo en Viveiro. Poder realizar una de mis obras en el casco histórico es, en cierto modo, pasar a formar parte de su historia, con la responsabilidad que esto implica”.

Cuando la temática es religiosa, subraya, la responsabilidad aumenta todavía más. “Representar algo tan cargado de pasión como la Semana Santa requiere el máximo de mis respetos y cariño. Sé que tendrá mucha repercusión en la villa y por eso intento ser muy cuidadoso en cada decisión”.

LA ELECCIÓN DEL CRISTO DE LA AGONÍA.

La libertad inicial del encargo le permitió escoger el motivo. El pintor explicó que fue él quien decidió centrarse en el rostro de Jesucristo, aunque la semejanza con el Cristo de la Agonía hizo que la idea inicial cambiase ligeramente: “Cuando presenté los primeros bocetos, me di cuenta de que aquella expresión recordaba inevitablemente a la imagen de José Rivas. Decidí entonces aproximarme más a ella, porque es un símbolo para Viveiro y para su Semana Santa”.

El reto, señala, está en combinar fidelidad y personalidad propia: “El objetivo es plasmar esa semejanza con la obra de Rivas y, al mismo tiempo, aportar algo de mí en esta representación”.

EL REALISMO CLÁSICO.

El estilo escogido será el realismo clásico. La técnica combinará aerografía, pinceles, brochas y rodillo, adaptándose a la textura compleja del muro: “La pared tiene mucha rugosidad, lo que dificultará llegar al detalle. Por eso decidí hacer un enorme retrato en gran formato, donde la fuerza radique en la mirada y en la expresividad”.

El artista no quiere limitarse a reproducir una imagen. Su intención es equilibrar respeto por la tradición y una aportación contemporánea: “Busco una imagen en diálogo con lo clásico, con algún detalle que se pueda considerar innovador, si es que algo puede ser innovador en la pintura en estos tiempos”.

En los bocetos, tuvo en cuenta las tonalidades y el encaje en el entorno histórico-artístico, por lo que el proyecto recibió el visto bueno de la Comisión de Patrimonio. Pero prefiere no dar todo por cerrado: “En la cabeza y en los esbozos la idea está asentada, pero siempre surge algo nuevo en el momento de pintar. La propia pared, la luz o la localización pueden modificar la obra. Eso es lo que más me apasiona: nada está garantizado de antemano”.

EL MENSAJE.

Caxete reconoce que no busca grandes proclamaciones conceptuales. Lo que le daría satisfacción es comprobar que la obra transmite una pequeña parte de la emoción que genera la talla original: “Si al contemplar el mural, alguna persona siente una chispa de la misma luz con la que miran al Cristo de la Agonía de José Rivas, yo ya me daría por satisfecho”.

TREINTA AÑOS DE EXPERIENCIA.

Su trayectoria es amplia. Con más de tres décadas en la pintura, trabajó en proyectos de aerografía y escultura para instituciones y empresas como el Museo CosmoCaixa, Fitur, Coca-Cola, Movistar, Repsol o TVE. Confiesa que esas experiencias le enseñaron mucho, aunque a veces supusieron limitaciones creativas: “En los encargos publicitarios no queda mucho espacio para la creatividad. Pero procuro aprender de todo y recoger lo mejor para ser más resolutivo a la hora de crear una obra”.

Ese espíritu abierto le permite sorprenderse con ideas ajenas que, en principio, no veía claras y que luego resultaron revitalizadoras: “A veces, una propuesta que no comprendía acaba dando frescura a un trabajo que podría caer en la rutina”.

PINTURA Y FOTOGRAFÍA, UN DIÁLOGO CONSTANTE.

La carrera de Caxete no se limita a la pintura mural. Es también un reconocido fotógrafo de paisaje astronómico. Explica que ambas disciplinas caminan en paralelo: “Fotografía y pintura fueron siempre muy parecidas. Incluso llegué a unirlas cuando restauraba fotografías antiguas deterioradas, coloreándolas a mano o dibujándolas a carboncillo. Lo que hoy se hace con un click antes era tremendamente laborioso y artístico”.

Esa experiencia lo llevó a valorar la evolución tecnológica de la fotografía y a sumergirse en la astrofotografía. Con el paso de los años, se especializó en la captura de imágenes de la Vía Láctea, del espacio profundo y de la planetaria.

RECONOCIMIENTOS INTERNACIONALES.

Su trabajo fue reconocido por la NASA en cinco ocasiones en su sección Astronomy Picture of the Day (APOD). También recibió distinciones del Museo de Greenwich, del National Maritime Museum y de la Universidad de Cambridge, además de publicaciones en revistas internacionales.

Uno de los recuerdos más emocionantes fue el comentario de Chuck Wood, administrador de LPOD y antiguo trabajador de la NASA, cuando vio una escultura lunar suya en poliestireno expandido y cemento: “Dijo: ‘¡Qué luna tan maravillosa! Sabía por tus fotos que eras artístico, pero esto demuestra que tienes aún más habilidad de la que imaginaba’. Que te lo diga alguien con cinco atlas lunares publicados es un momento que no se olvida”.

PACIENCIA Y PRECISIÓN.

Sobre la relación entre la pintura y la fotografía, considera que ambas requieren paciencia y precisión: “Dicen que uno se vuelve experto tras 10.000 horas de práctica. Yo creo que ya he duplicado esas horas tanto en pintura como en fotografía, pero sigo sin considerarme experto y aprendiendo en cada proyecto”.

La diferencia, explica, es que en la pintura puede recrear cualquier mundo con la técnica y el tiempo adecuados, mientras que en la fotografía real hay factores externos imposibles de controlar: “Muchas veces perseguí una foto durante años, repitiendo viajes al mismo lugar, y cuando por fin sale, para el público parece una imagen casual, tranquila, cuando en realidad hay mucho esfuerzo detrás”.

VOLVER A VIVEIRO.

Aunque reside en Madrid, volver a Viveiro es siempre especial: “Ya sea por trabajo o placer, es una alegría. Para mí significa mucho que la Junta de Cofradías pensase en mí para el cartel del año pasado y ahora para este mural. Siempre emociona sentirte valorado en tu pueblo”.

PROYECTOS EDUCATIVOS Y CULTURALES.

En los últimos meses también desarrolló proyectos educativos en Viveiro, como un mural en el CEP Lois Tobío: un cronograma simplificado del universo de 25 metros de largo, en el que participaron los niños y niñas pintando estrellas. “Fue una experiencia increíble. Ellos también pudieron probar el aerógrafo y recibir una pequeña clase de astronomía”.

Además, organizó actividades de observación solar y lunar con los más pequeños, utilizando telescopios y proyecciones en pantalla. “Las reacciones al mirar por el telescopio no tienen precio”, dice.

Entre sus planes más inmediatos está un proyecto videográfico relacionado con el mar y la creación de una plataforma llamada Atarazana, que pretende reunir a artistas y artesanos gallegos en una galería virtual para promover y vender sus obras.

UNA OBRA QUE QUEDARÁ.

En definitiva, el mural del Cristo de la Agonía será mucho más que una pintura en un muro. Para Dani Caxete, supone un reencuentro con su ciudad natal, un ejercicio de memoria y respeto por la tradición religiosa, y también una oportunidad de aportar una pieza de arte contemporáneo al patrimonio de Viveiro.

“Él sabe que no será una obra cualquiera”, comentan desde la organización. “Será un mural que quedará, una imagen que acompañará a la gente cada vez que pase por ese rincón histórico de la ciudad”.

Caxete, por su parte, lo resume con un deseo sencillo: “Si alguien, al mirarlo, siente un poco de la misma emoción con la que contempla la imagen de José Rivas, entonces el mural cumplirá su función”.

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