As Pontes: Fragas, cascadas e historias

Entre los frondosos montes de la localidad de As Pontes de García Rodríguez, en pleno corazón de la comarca del Eume, escondida entre valles húmedos y cascadas ocultas, discurre una de las rutas de senderismo más atractivas de Galicia: la PR-G 147, conocida como la ruta de las Fragas da Ribeira y Lostegal.
Vecinos y senderistas coinciden en que se trata de un recorrido “poco conocido pero que sorprende”, con un trazado circular de 19 kilómetros y una dificultad media que obliga a ir bien preparados. “Tiene bastantes subidas y bajadas, pero son suaves, y lo compensan las vistas”, comentaba uno de los caminantes habituales de la zona. “He hecho el recorrido varias veces y siempre descubro algo nuevo”, añadía.
La ruta está perfectamente señalizada, lo que permite recorrerla sin apenas complicaciones, sobre todo si se sigue el trazado junto al embalse da Ribeira. Quienes la conocen bien recomiendan comenzar en el Parque do Eume, junto al antiguo poblado de O Barreiro, y hacerlo en sentido contrario a las agujas del reloj. “De esta forma se afronta el tramo más duro cuando uno aún va fresco”, explicaban senderistas locales.

El recorrido asciende hasta el monte Alto da Carballeira, un mirador natural situado a 667 metros de altitud. “Las vistas desde allí son espectaculares, se ve toda la villa e incluso el lago de As Pontes, que es bastante reciente”, describen. Luego comienza el descenso hacia la Fraga do Lostegal, un espacio donde los robles centenarios, los acebos y los laureles crean una cubierta verde que protege del sol y ofrece frescor incluso en pleno verano.
Al llegar a la orilla del embalse, el escenario cambia nuevamente. Allí, el paisaje alcanza su máxima belleza. Junto a las ruinas medio anegadas del antiguo lugar de Chao do Habanero, la naturaleza se muestra en todo su esplendor. “Aquí siempre paro un rato, porque el lugar transmite mucha calma”, confesaba un visitante que repetía la ruta cada año.
El trayecto continúa por la Fraga da Ribeira, donde el sonido del agua entre regatos, cascadas y musgos acompaña la caminata. La variedad de flora y fauna es tal que los expertos en botánica y ornitología consideran esta ruta una auténtica aula natural.
El camino finaliza en el puente de madera del Parque do Eume, donde comenzó la jornada. Pero desde el Ayuntamiento recuerdan que la seguridad varía según la época del año: “Cuando llueve, con el suelo mojado, las piedras pueden estar muy resbaladizas, así que hay que extremar la precaución”, señalan.
En resumen, una propuesta para quienes buscan conexión con la naturaleza, ejercicio físico y una experiencia sensorial completa, sin alejarse demasiado del núcleo urbano.